La fecunda relación entre arte y educación comienza para Nube Lab en el taller del artista y sus vínculos con las habilidades del siglo XXI, competencias como la creatividad, el pensamiento crítico, la colaboración y la perseverancia son las capacidades promovidas por Nube para que niñas, niños y jóvenes enfrenten los desafíos de la vida contemporánea.
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Desde tiempos remotos, arte y educación han conformado una alianza de mutua colaboración. En distintos tiempos y culturas la enseñanza de oficios artísticos se ha hecho presente de variadas formas, tanto para niñas y niños, como para formar futuros jóvenes artistas. Actualmente, las artes visuales son parte del currículum escolar en todos los países, mientras que las universidades ofrecen carreras específicas para cada campo de las artes.
La educación artística o la enseñanza del arte se practica desde una variedad de metodologías articuladas por individuos, agrupaciones o instituciones que deciden sobre sus enfoques según ciertos postulados a los que adhieren para entregarle sentido a su estudio. Pero aún cuando las visiones sobre la educación artística se han ampliado y renovado, es común encontrar métodos relacionados al maestro -como profesor- y al discípulo -como estudiante-, quien, en busca de la perfección, debe imitar, copiar y repetir incansablemente para encontrar su propia voz. La permanencia de esta modalidad mantienen viva la discusión y los cuestionamientos sobre las formas de enseñar arte, produciendo -al mismo tiempo- una gran gama de propuestas alternativas.
Nube Lab, y su particular método de enseñanza, es parte de estas nuevas fórmulas en que se piensa y aplica la educación artística en estudiantes de etapa escolar. Entonces, cabe preguntarse, ¿qué la distingue y de dónde nace?
En la actualidad, investigadores, artistas y docentes coinciden en que, para que el verdadero cruce entre arte y educación tenga lugar, es preciso reconocer que la práctica artística es una forma de conocimiento, tan válida como cualquier otra (Camnitzer, 2011). Por ello, no puede ser reducida a un asunto ornamental o secundario, ni deben ponderarse sus méritos sólo en función de intereses que van más allá del campo artístico. Ello no significa que los beneficios del aprendizaje artístico sean siempre valores abstractos o efímeros, y que no podamos constatar los beneficios concretos que genera la educación en las artes. Por ejemplo, tal y como indican las Conferencias Mundiales sobre Educación Artística (UNESCO 2006; 2010), a través del arte se promueve la creatividad para elaborar soluciones y, se entregan habilidades para abordar los desafíos sociales y culturales que impone el mundo contemporáneo. Estas competencias, aunque no se encuentran encapsuladas en el campo del arte, son específicas y distintivas del aprendizaje artístico.
La escurridiza pero fecunda relación entre arte y educación comienza para Nube Lab en el taller del artista y con la toma de conciencia sobre las habilidades del siglo XXI, es decir: la creatividad: la innovación; el pensamiento crítico; la resolución de problemas; la comunicación; la colaboración; el razonamiento cuantitativo; el pensamiento lógico; la autorregulación; la determinación; y la perseverancia (UNESCO, 2017).
Al reflexionar sobre estas habilidades, Nube Lab entiende que ellas son parte de la práctica diaria en los talleres de artistas y de los recursos que ofrece el arte contemporáneo, y que fomentándolas dentro y fuera de la escuela, es posible usar el pensamiento artístico como un factor de cambio en la sociedad.
El artista piensa con el cuerpo, no solo con la punta de los dedos, piensa con otros, aprender de la experimentación, del ensayo y el error porque este último siempre es una posibilidad de hallar algo nuevo. El arte contemporáneo tiene la capacidad de conectarse con sus contextos y ofrecer nuevas perspectivas al universo invisible de la vida cotidiana. Para Nube, las habilidades del siglo XXI están presentes en el arte contemporáneo en particular y el pensamiento artístico en general y fomentarlas, llevándolas a la educación, permite que cada niño pueda enriquecer sus vidas.
Es por este encuentro que la metodología de Nube Lab es una propuesta para expandir los saberes abiertos y contextualizados de la enseñanza artística. Su práctica involucra la entrega de herramientas curriculares y socioemocionales a niñas, niños y jóvenes, herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la sociedad contemporánea. Compartiendo la caja de herramientas y la mirada artística en el campo de la educación, se entregan valores, actitudes y experiencias para actuar en el mundo.
Algunas de las principales ideas que el Método Nube reconoce en la práctica artística contemporánea son la “Desabstracción”, “Énfasis en el proceso” y la “Plasticidad, todas ellas fértiles maneras de incidir en el campo de la educación. La primera alude a la experiencia sensible del arte contemporáneo, la cual permite observar incluso los conceptos más abstractos del mundo natural. Rompiendo con los conocimientos aislados de las disciplinas, la práctica artística nos conecta con los modos en que todas las cosas están conectadas entre sí. “El énfasis en los procesos”, por su parte, es la puesta en relieve del tiempo de las obras, de su desarrollo y transformación, del hacer con errores y aciertos, que nutre de experiencias tanto al artista como al objeto creado. Por último, la “Plasticidad” es la virtud de encontrar recursos en todas las técnicas, materiales y corrientes expresivas. Esta mirada omnívora, propia del arte arte contemporáneo, es una forma desprejuiciada de relacionarse con cada contexto y nos permite optimizar creativamente sus recursos disponibles.
Si bien en ciertas circunstancias el trabajo en arte puede ser solitario y ensimismado, en Nube se opta por el trabajo colaborativo desde su cultura organizacional a sus objetivos y programas para estudiantes. Los niños y niñas que participan de los diversos programas de Nube respiran este ambiente cooperativo. El equipo de Nube, con su capital humano y creativo, desarrolla actividades interdisciplinares que propician un espacio para hacer visibles los aprendizajes abstractos que los estudiantes aprenden en los contextos educativos tradicionales, para hacerlos propios y comprenderlos.
En la acción de enseñar, el equipo de Nube se propone aprender. Esto sucede todos los días cuando los niños llegan al taller y comparten sus experiencias. De forma gradual, el equipo se va desprendiendo de las rígidas estructuras para dar paso a dinámicas flexibles, desterrando palabras como correcto o incorrecto y dando lugar a la exploración y el descubrimiento cotidiano. Esta libertad con la que artistas y estudiantes se encuentran también es un desafío: el de poder tomar decisiones en un contexto seguro, adaptarse cuando el resultado no es el esperado y ser empáticos con los compañeros que se atreven a equivocarse.
Las actividades de Nube abarcan un amplio rango de 5 estrategias de aprendizaje, todas respondiendo a distintos estilos de estudiantes, permitiendo que todas las personalidades sientan cabida en el taller de Nube y así potenciar sus propias habilidades y sentir confianza en sí mismos.
Por sobre todo, el taller de Nube es un espacio de continuo aprendizaje, donde se diseñan y prueban nuevas actividades constantemente, no solo para mantenerse actualizado, sino que también para ejercitar la creatividad de las personas dan vida al taller. Nube Lab cree que para educar desde el arte, primero deben ser los adultos -los artistas y profesores- quienes desarrollen su curiosidad, evalúen sus motivaciones y establezcan sus convicciones, sabiendo que la educación es un proceso bidireccional.