En Nube Lab, cada experiencia que diseñamos no solo busca movilizar la creatividad, sino también dejar huellas significativas en quienes participan. Para acompañar ese proceso y darle un cierre consciente, desarrollamos una herramienta que hoy es parte esencial de nuestras metodologías: el Almacén de Ideas.
El Almacén de Ideas es una instancia de evaluación cualitativa y participativa que utilizamos al final de nuestras actividades. Su principal propósito es invitar a cada persona a detenerse, respirar y conectar con lo vivido. A través de preguntas simples pero poderosas —¿Qué me dejó esta experiencia? ¿Qué aprendí, sentí o intuí?— buscamos abrir un espacio íntimo y colectivo de reflexión.

Esta herramienta se materializa en un soporte físico, como una pizarra o un muro dispuesto en el lugar del taller o actividad, donde cada participante puede expresarse con total libertad. Ya sea mediante palabras, dibujos, frases sueltas o trazos espontáneos, cada intervención se suma a una construcción colectiva que nos revela los múltiples sentidos y emociones que emergieron durante el encuentro.
Más allá de ser un acto simbólico, el Almacén de Ideas cumple una función concreta: nos permite recoger información cualitativa de forma instantánea y visual, facilitando la lectura del impacto de nuestras propuestas. Esta herramienta se convierte así en una vía efectiva para generar retroalimentación, sistematizar aprendizajes y proyectar nuevas ideas.

Inspirado en el concepto de “enfriamiento” que sucede tras una actividad física intensa, el Almacén de Ideas propone un momento de pausa antes de cerrar, ayudando a integrar lo vivido y permitiendo que la experiencia se asiente de manera más profunda.
Porque aprender también es detenerse, mirar hacia adentro y compartir con otros lo que ha quedado en el cuerpo y en la mente. En ese gesto simple —pero potente—, se cultiva una comunidad más reflexiva, consciente y creativa.